Mikel Landa (Murguía, 1989) es uno de los grandes aspirantes a la Volta a Catalunya. El ciclista del Soudal Quick-Step, segundo el pasado año tras un intratable Tadej Pogacar, afronta la ronda catalana con intención de pelear y de demostrar su estado de forma antes del gran objetivo del año, el Giro de Italia. A sus 35 años, es consciente de que el final de su carrera se acerca, pero sigue disfrutando encima de la bicicleta junto a los mejores, y haciendo vibrar a una afición que profesa el 'Landismo' en todo el planeta.
El año pasado fuiste segundo en la Volta y este año no está Pogacar. ¿Te ves favorito?
Llego bien, no sabría decirte si mejor o peor que el año pasado, pero con ganas de hacer una buena carrera, de ir creciendo día a día, ya que es mi última carrera antes del Giro, uno de los objetivos del año.
Una Volta en la que coincides con Juan Ayuso, Primoz Roglic o Richard Carapaz, con los que también te verás las caras en el Giro.
Todos hemos elegido esta carrera y eso me indica que voy bien encaminado. Es un buen test para ir viendo como están. Es difícil coincidir con los rivales de tu gran objetivo antes, así que puede ser una buena carrera para salir bien de cara al Giro.
Un Giro que afrontas como tu gran objetivo del año.
Tengo la oportunidad para hacer algo bueno en el Giro. Me gustaría hacer una buena general y pelear por alguna etapa. A ver si va todo bien.
Quince años en el pelotón y sigues estando entre los mejores del mundo. ¿Cuál es el secreto?
No hay mucho secreto. Gran culpa es de la genética y el resto es cuidarte un poco, saber descansar cuando toca, desconectar y luego exprimirte a tope cuando debes.
Y a lo largo de estos años, el ciclismo ha cambiado mucho, no solo por las innovaciones tecnológicas, también por la forma de correr. Sin embargo, has logrado adaptarte y seguir en la élite del pelotón.
El movimiento me ha arrastrado. Desde muy joven ya trabajábamos con potenciómetros y no noté tanto el cambio. Para mí, esta disciplina era lo normal. En los últimos años, me ha costado un poco mentalmente la nutrición y la forma distinta de correr. Pero al final o te adaptas, o estás fuera. Mi físico ha respondido y eso lo hace todo un poco más fácil.
¿Crees que estamos viviendo la mejor época del ciclismo?
No he vivido otras, tengo el criterio que tengo. Pero es un buen momento en todos los aspectos, desde el espectáculo hasta el seguimiento por parte de la afición. Económicamente, la disciplina también está muy bien y creo que es un muy buen momento.
¿Te ves compitiendo al máximo nivel muchos años más o ya asoma el futuro fuera de la bici?
Se va acercando el final y es hora de empezar a pensar en el mañana. Llegará pronto, pero aún no sé cuando. No tengo claro que mi futuro siga vinculado al ciclismo, estoy muy dubitativo. Estoy disfrutando de una de las partes más bonitas, que es la del corredor, seguramente la mejor, y no sé si me veo en otro sitio.
Si echas la vista atrás y vuelves a tus inicios, ¿te imaginabas tener una carrera como la que has tenido? ¿Hay algo que cambiarías?
La verdad es que no esperaba la carrera que he tenido. Tampoco tenía ninguna expectativa. He vivido mucho al día, sin volverme loco. Quizás me ha faltado ganar más etapas, como los primeros años que gané, pero me decanté por hacer generales y en ese caso es muy difícil pelear por las victorias. No soy un corredor rápido y cada vez que tenía que luchar por una etapa me tocaba hacerlo con los mejores. No cambiaría nada.
Has pasado por grandes equipos del pelotón y ahora es tu segundo año en el Soudal Quick-Step, uno de los que tiene la estructura más profesionalizada. ¿Cómo es trabajar aquí?
Estoy muy contento. Necesitaba un cambio, llevaba toda la vida en equipos enfocados a las generales y necesitaba salir de mi zona de confort. He encontrado un grupo muy majo, muy diferente. Estoy muy a gusto, disfrutando de la experiencia, y todo ello llega en un buen momento personal y profesional.
El año pasado se vio muy buena sintonía con Remco Evenepoel.
Me he encontrado con un chaval majo, con inquietudes, con miedos, con mucho carácter y también mucha ambición. Me gusta su estilo y es más fácil trabajar con alguien cuando tienes buena conexión.
¿Qué consejo le das a los jóvenes? ¿Qué aprendes de ellos?
Aprendo de las nuevas tecnologías, con distintos métodos de entrenamiento. Yo vengo de otra escuela, rodar más horas, más tranquilos. Ellos se toman la vida diferente, pueden estar tres días sin tocar la bici, cuando para los de mi generación es algo impensable. Ellos me piden consejo a la hora de gestionar una gran vuelta y también en las concentraciones para saberse dosificar antes de las carreras.
En las Grandes, siempre has luchado por el triunfo, pero te has quedado a las vueltas, ¿qué crees que te ha faltado?
Mi talón de Aquiles han sido las contrarrelojes. Me he encontrado con corredores muy, muy buenos que jugaban con ese margen y gestionaban bien esa ventaja.
Más allá de tus logros deportivos, te has ganado el cariño de los aficionados. ¿Crees que es por tu forma de correr, o hay algo más?
Quiero pensar que soy como ellos, soy uno más. Aunque estoy corriendo carreras, soy uno más. He intentado mantener una cercanía con la afición, intentando vivir lo más parecido a mis amigos y llevar una vida bastante normal, siempre en casa, con mi entorno, siendo lo más normal posible.
¿Sientes que has dejado huella?
Todavía creo que no soy consciente. Ves normal que la gente te venga a pedir autógrafos, pero el día que lo vea desde fuera, será diferente. Sí que noto mucho el cariño de la gente.
Si pudieras definir el 'Landismo' en una frase, ¿cuál sería?
No sé qué decirte... es algo que no he creado yo. Viene del público y cada uno creo que tiene un poco de 'Landismo'. Sería el no rendirse, un poco de rebeldía, un poco de ir contra el sistema.