La criptorquidia o testículo oculto es bastante frecuente. Afecta al 2-3% de los recién nacidos varones, especialmente si son prematuros. Como su nombre indica, hablamos de la falta de descenso testicular completo, o sea, la ausencia del mismo en su localización normal dentro del escroto. Y puede afectar a uno, lo más frecuente, o a ambos testículos.
Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP), explican su aparición, como parte normal del proceso de formación del menor. Durante la vida embrionaria, los testículos comienzan su formación, de manera similar a los ovarios en los fetos de sexo femenino, en una zona próxima a los riñones.
Más tarde, en la etapa final de formación, mientras los ovarios permanecen en el interior del abdomen, los testículos completan un recorrido que les lleva a su alojamiento definitivo en las bolsas escrotales. Para su normal funcionamiento, necesitan temperaturas más bajas que las del interior del abdomen. Diferentes razones, unas hormonales, otras malformativas o incluso mecánicas, pueden llevar a que no se produzca este descenso completo.
De acuerdo con la AEP, la mayoría de niños completarán el descenso normal durante los seis primeros meses de vida, de forma que a los nueve meses solo persiste esta situación en el 0,8 % de los niños. El descenso espontáneo es excepcional más allá del año de edad.
Consecuencias de la criptorquidia
Por un lado, están las consecuencias psicológicas, que deberían ser tratadas con un especialista. En el plano médico, la criptorquidia unilateral puede disminuir la fertilidad, especialmente si no se recibe un tratamiento a tiempo y expone al testículo afecto a complicaciones mecánicas como torsión y traumatismos.
También se ha comprobado que un teste criptorquídico es con más frecuencia portador de anomalías que le hacen diez veces más propenso a la evolución tumoral que los que son normales. De hecho, desde los Institutos Nacionales de Salud (NIH), señalan que la criptorquidia puede aumentar el riesgo de presentar cáncer de testículo.
Cómo tratar la criptorquidia
Según la Asociación Española de Urología (AEU), se debe tratar en el intervalo de edad comprendido entre los 6 y los 12 meses de vida y cuando se plantea una maniobra terapéutica de descenso. Si el paciente tiene más de 12 meses, es muy poco probable que se produzca un descenso espontáneo. Algunas guías médicas recomiendan tratar al paciente antes de alcanzar los 18 meses de vida.
El tratamiento quirúrgico es el recomendado para conseguir el descenso testicular (orquidopexia), de acuerdo con la AEP. Se aconseja que se lleve a cabo precozmente, antes de los 2 años de edad.
Favorecer la fertilidad
El objetivo: favorecer la fertilidad y prevenir complicaciones como la torsión testicular, que requerirían cirugía de urgencia. Además, se reducen las probabilidades de que el testículo descendido acabe convirtiéndose en canceroso y en cualquier caso lo hace más fácilmente observable para detectar posibles cambios.
En algunas ocasiones, no es posible encontrar el testículo oculto. En estos casos, se suele colocar una prótesis en su lugar, para prevenir problemas psicológicos, aclaran estos especialistas.