Transcurría el minuto 43 del segundo tiempo en Buenos Aires. Argentina le ganaba 4 a 1 a Brasil y coronaba una victoria histórica. El equipo de Lionel Scaloni tocaba y tocaba la pelota ante un rival desalmado, sin ningún tipo de respuestas. El Monumental estallaba de felicidad. La locura era total. Ahí fue cuando la multitud recordó a Raphinha…
Mientras el balón iba de jugador albiceleste a otro, desde las tribunas nació un cántico dedicado al futbolista del Barcelona con el que los fanáticos se engancharon. Entonces, con toda la fuerza y la ironía, gritaron. Y bien fuerte y claro se escuchó: “Poné a Raphinha la p… que te parió; poné a Raphinha la p… que te parió”...
Fue el modo que encontraron los hinchas argentinos para tomarse venganza de las declaraciones previas de Raphinha que le pusieron todavía más condimento al clásico diciendo que le iban a dar una paliza a Argentina y que iba a convertir un gol.
Un par de minutos más tarde, el partido terminó. Y en ese final, cuando Raphinha se iba al vestuario, fue chocado intencionalmente por Emiliano Martínez y enseguida Leandro Paredes le tocó la cara con una especie de caricia irónica. El jugador del Barcelona quiso reaccionar y los compañeros lo tuvieron que calmar. Muy lejos había quedado la infracción de Nicolás Tagliafico en el primer tiempo y el minitumulto. No fue una noche fácil para Raphinha. Quedó claro.