Tensión en Old Trafford

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El Arsenal se juega el domingo en Manchester sus opciones de ganar el título ante un United en difícil ebullición interna, castigado por las lesiones y con el técnico Ten Hag muy cuestionado

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Ten Hag junto a Mainoo, jugador revelación del club

ADAM VAUGHAN / EFE

‘Ninguna excusa te exime de la obtención de resultados’, decía el carismático Marcelo Bielsa en los momentos más difíciles de su etapa en el Leeds United, cuando estaba a punto de ser destituido. Puede pensarlo y compartirlo también Erik ten Hag, el ahora cuestionado técnico del Manchester United, que vive su etapa más controvertida con los ‘red devils’, y que esgrime todos los atenuantes posibles a la crisis de resultados, para que Sir Jim Ratcliffe, el nuevo copropietario del club, le deje seguir. Su reclamo coincide con la visita a Old Trafford del Arsenal, líder y candidato a destronar al Manchester City, que se juega todas sus opciones en este partido. La urgencia de los ‘gunners’ llega en el peor momento para Ten Hag. No habrá un partido de más tensión ambiental para los dos clubs.

El mal momento del United se reflejó en el humillante 4-0 que el lunes pasado le endosó el Crystal Palace de los Olise, Eze, Wharton y Mateta, bien entrenado ahora por el austriaco Oliver Glasner. Se vio la peor imagen del equipo de Ten Hag, sin respuestas para muchas preguntas sobre el bajo rendimiento, salvo apelar a la falta de defensas centrales y las lesiones que justifican, en parte, la fragilidad de su equipo. “No pienso en mi futuro”, ha dicho disimulando el holandés, fiándolo todo a la final de la FA Cup frente al City, y entristecido por un segundo año muy decepcionante para el club, que ni siquiera tiene asegurada la clasificación europea.

Para los dos equipos el enfrentamiento de la tarde del domingo tiene la misma presión de una final, porque ninguno de los dos puede perder. La ambición de los ‘gunners’, fortificados en su buen rendimiento defensivo, hace aún más difícil el reto para el United, que encadena una preocupante racha negativa de resultados, no podrá contar con muchos jugadores importantes y que, siendo octavo en la Premier, con sólo 54 puntos en 35 partidos, necesita sumar otros cinco puntos en tres partidos, en un contexto de grave regresión en su estilo de juego.

Los errores internos

Ratcliffe y su nuevo equipo de trabajo de Ineos en el United no tienen intención de despedir a Ten Hag antes de la final de la FA Cup del día 25 de mayo, en Wembley, a pesar de la llamada realizada por algunos exjugadores del club para hacer un cambio inmediato. En Carrington, sin embargo, circulan constantes rumores de que el actual seleccionador inglés, Gareth Southgate, ya ha sido contactado para tomar el proyecto del club tras la Eurocopa de Alemania. La realidad es que el nuevo copropietario de Ineos aún alberga dudas sobre el camino a emprender, que ilustra con una frase descriptiva del momento: “Necesitamos caminar hacia la solución correcta, no correr hacia la solución equivocada”.

Ten Hag es un buen técnico, y lo acreditó en sus primeros doce meses en el club, donde fue capaz de marcar una línea de regeneración, instaurar algunos cambios de cultura de club en la cantera y recuperar incluso al mejor Marcus Rashford. Cerró su primera temporada con un balance muy positivo (tercero en la Premier League, campeón de la EFL Cup Carabao, finalista de la FA Cup y cuartofinalista de la Europa League). Pero todo se le ha torcido demasiado pronto.

Este año, con las lesiones de Lisandro, Shaw y Varane, que le impiden repetir alineaciones en defensa y la caída de rendimiento de puntales como Casemiro, Bruno Fernandes y Rashford, el holandés ha entrado en un proceso de desorientación. No da la sensación de poder cambiar el rumbo ni ser una solución de futuro, pero fe y energía no le faltan.

Ten Hag se ha quejado de muchos errores internos en un club que necesita modernizarse. Esos mismos problemas ya afectaron antes el trabajo de Van Gaal, Mourinho y Solskjaer. Pero, con toda seguridad, las decisiones de futuro van a quedar marcadas por los resultados de los próximos 15 días, y especialmente el de la final de la FA Cup, frente a su acérrimo enemigo azul de la ciudad, el City de Pep Guardiola. Contra esos agujeros de descoordinación en la estructura, Ratcliffe ha elegido un cambio de gestión radical, con una serie de nombramientos: Omar Berrada, fichado del Manchester City como director ejecutivo; Jason Wilcox, proveniente del Southampton, como director técnico, y el futuro nombramiento previsto de Dan Ashworth, como director de fútbol, retrasado por una disputa sobre compensaciones con el Newcastle United.

Contra el líder más firme

Cada partido del United es ahora una reválida hasta el final de la temporada, y la llegada del Arsenal, el domingo, coincidirá con un ambiente muy tenso en las gradas de Old Trafford. La afición del United está enojada y confundida por un año lleno de sobresaltos, que ha vivido con el corazón encogido ante un devenir de partidos impredecibles y sin ningún control. Sólo la victoria puede aliviar ahora la presión sobre Ten Hag, que luego deberá enfrentar al Newcastle y al Brighton en sus dos últimos partidos, en busca, como mínimo, del séptimo puesto.

Para los ‘gunners’ del norte de Londres, que llegan en la cima de la Premier League, tampoco caben errores en la recta final, cuando están en la situación más favorable para ganar el título en 20 años. Aunque aún necesiten un tropiezo del City, se juegan la temporada en Manchester, y a su favor están las 15 porterías a cero logradas este año con David Raya. No es Old Trafford en ninguna circunstancia un campo fácil, pero esta vez Mikel Arteta ha llegado al momento decisivo de la temporada teniendo bajo control todos los aspectos anímicos y compartiendo aquella teoría que solía apuntar Sir Alex Ferguson, en los mejores años del United: “Un buen ataque te gana partidos. Una buena defensa, campeonatos”.

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